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viernes, 13 de septiembre de 2013

Toca retirada

Todo lo bueno se acaba y es el día de la vuelta.

Nos hemos levantado bien temprano, tenía que dejar a Julia en el aeropuerto y llegar a Rosslare antes de las 14,30.

Desayunamos en el hotel y con el fin de coger buenas energías, nuevamente me tomo un Irish breakfast. En 15 minutos lo tenemos apañado y comienza el ritual de recoger todo el material y equipaje. Parece mentira lo rápido que nos acostumbramos a lo bueno y es que esta mañana recoger se me hizo superduro, aunque sólo estuvimos un día sin hacerlo. Sería porque sabía que era el principio del fin.

Comenzamos a bajar todo el equipaje y en el primer viaje yo me quedo y aprovecho para echar un vistazo al nivel de aciete. Todo correcto, mi pequeña no ha consumido ni una gota en todo el camino y ya van 4000 Km.

Ya con todo cargado, caja incluido dejamos la llave del hotel y salimos por el mismo callejón que entramos. Hay un poco de atasco y tardamos una media hora en llegar al aeropuerto. Una vez allí, desplegamos la caja y la llenamos con las cosas de Julia, casco, chaqueta y pantalones de la moto. A la vuelta iré más ligero.

Subimos a la terminar y, como Julia no puede facturar aún, esperamos sentados tomándonos un refresco. Se acerca la despedida y finalmente se hace la hora, besos y abrazos para aguantar hasta mi vuelta. Finalmente acabo saliendo a eso de las 10,40.

Me monto en la moto y el gps decide sacarme del aeropuerto por un camino que no conocía, de ahí a la ya nombrada M-50 que la recorro por completo hasta que desemboca en la N-11que es la carretera que guía a los viajeros hasta el sur-este de la isla. Esta carretera es una autovía, que a ratos decide convertirse en carretera convencional y viceversa.

El depósito decide que es hora de llenar y me salgo en la primera gasolinera que veo, aunque realmente no está tan cerca de la carretera como parece y recorro una pequeña carretera que circula paralela a la N-11 hasta entrar en un pueblo, donde finalmente si está la gasolinera. Reposto y a la hora de pagar bromeo con la muchacha que me cobra, le digo que me parece muy caro, a lo que me contesta que le gustaría dármelo gratis, pero perdería el trabajo. Comparamos los precios de la gasolina en Irlanda, Francia y España y finalmente reinicio el camino.

Sigo alternando autovía y carretera convencional hasta que a 70 Km de Rosslare, comienza a llover suavemente, pero como ya se lo que significa esto, en un área de descanso para a enfundarme en el chubasquero. Pocos kilómetros después, la llovizna se convierte en lluvia, pero yo ya voy protegido. Los kilómetros pasan y finalmente entro en el puerto de Rosslare.

Voy directo a la terminal y busco donde comer. Es una terminal más pobre que la de Roscoff y el bar hace tiempo que cerró, con lo que tengo que comer un sandwich, una bolsa de patatas y un refresco. Antes, cuando intento quitarme el chubasquero, me es imposible y tengo que acercarme a una pareja y pedirle al hombre que me ayude a quitármelo. Entre risas bromeo con que es muy buen chubasquero, pero que es difícil de poner y quitar.

Cuando comienzo a comer aparecen unos moteros, que me miran y me saludan en español. Son españoles, dos hombres y una mujer de Albacete, y un hombre, que después me sorprenderá, de Zaragoza.

Mientras como charlamos de que tal fue el viaje y lo que más nos ha gustado y a eso de las dos de la tarde salimos todos a embarcar. Pasamos los trámites y como les veo con más tablas en esto de los ferrys que yo, les sigo hasta que embarcamos casi los primeros. Fijamos las motos, descargamos y cada uno a su lado.

Yo estoy cansado y decido echarme una siesta, aunque las advertencias de seguridad pronto la cortan. Finalmente me levanto de la cama y me subo a la cubierta donde están los bares.

Me cojo un café y mientras escribo en el móvil a Julia, a Fran y a más gente aparece el hombre de Zaragoza. Comenzamos a charlar y me pregunta como viajo. Me comenta que planteé el viaje en pocos días, ellos han pasado en Irlanda un total de doce días, casi el total de mi viaje. Nuestras matrículas son parecidas en las letras, lo cual indica que son de fechas próximas. Me pregunta por los kilómetros y le cuento que llevo 16500 con esta moto, el me responde con unos sorprendentes 75000 kilómetros en el mismo tiempo. Seguimos charlando y me cuenta que lleva 5 viajes por Europa este año y entre ellos, salió a Cabo Norte en pleno mes de febrero, cuatro días después de la famosa expedición de Aurora Borealis y que finalmente llegó un día antes, sólo que ellos no iban publicitando a nadie y no llevaban apoyo, con lo que no se enteró nadie cuando llegaron. Me cuenta que fue duro y poco recomendable. Ahí no acaba todo, se conoce todas las concentraciones invernales de Europa. Es increible, un gran viajero al lado de cual me siento un aficcionadillo.

Acabo mi café y se va a buscar a sus compañero de rutas. Yo bajo al camarote y me subo con le ordenador para contaros mi relato diario.

Mañana más y si la noche se alarga prometo contarlo. Saludos.

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