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lunes, 9 de septiembre de 2013

Arrastrándome por Irlanda del Norte

Ponemos el despertador a eso de las 8,30, pero la noche ha sido dura. He podido estudiar todos y cada uno de los muelles de la cama, además la puerta que hay en el pasillo parece que cierra sobre nuestra pared, y lo hace durante toda la noche. Tan fuerte pega la puerta al cerrar, que llega a tirarnos las cosas que había puestas sobre el radiador.

  Cuando me levanto no soy persona, no puedo ni siquiera abandonar la cama. Al final, de mala gana voy a desayunar. Nada de Irish Breakfast, cereales y zumo de naranja. No puedo con más. Después de vuelta a la habitación, necesito tumbarme y le pido a Julia que me despierte a las 10,30 para dejar la habitación a las 11 que es la hora máxima. Así lo hacemos y parece que cuando salgo a la calle me espabilo. A duras penas llego a la moto, engraso la cadena y decidimos arrancar. Parece que con el aire mejoro, pero en cada semáforo doy un paso atrás.

Paramos en una gasolinera, chocolate, coca-cola e ibuprofeno. Parece que surte efecto y comienzo a encontrarme mejor. Entramos en Irlanda del Norte y aquí las velocidades y distancias se miden en millas. Como la moto no tienen el marcador adaptado, cambio el gps. Circular en millas es desesperante, parece que vas parado y además nunca llegas a los sitios. Los Km/h son más agradecidos.

 Ya nos habían avisado, no hay mucho que ver y así es. Además, no se si es por el efecto de la información que nos ha llegado siempre, pero no termino de sentirme cómodo, pero tampoco veo señales de ningún tipo de problema. Veo una ciudad normal con un trajín normal.


Comemos en Belfast, damos un pequeño paseo y salimos dirección Derry. Pero la ruta está preparada para ir por la Coast Road, una carretera que está trazada en la misma linea de la costa y prácticamente al nivel del agua. Es increible, preciosa, huele a mar y lo disfrutamos los dos. Estamos disfrutando de la moto juntos y me encanta. Tímidamente comienza a llover, una gotita, dos, un millón y decidimos parar. Lo hacemos en la entrada de una casa, hay que ponerse los chubasqueros rápido, pero para no calarnos, porque ya estamos empapados. La que parece la dueña de la casa nos mira por el cristal, nos hace gestos que si todo "ok", le contesto con gestos que todo "ok" que sólo paramos para ponernos los chubasqueros. Empapados pero con chubasquero seguimos disfrutando de la carretera.




Sigue diluviando y como no me manejo con las distancias en millas y en pies, varias veces me paso salidas o desvíos en la ruta. Además, el agotamiento también tiene algo que ver en esto.

Antes de llegar a Derry paramos en la famosa calzada del gigante en Bushmills. No se si por la lluvia, no se si por mi estado, no se si por el cansancio, no me parece lo que esperaba, pero estoy seguro que en otro momento lo hubiera disfrutado infinitamente más.




A estas alturas me encuentro bastante mejor, lo cierto es que mientras conduzco no me encuentro mal del todo. Decidimos buscar un B&B antes de llegar a Derry, se nos ha hecho muy largo el camino. No encontramos nada de nuestro gusto y a 6 millas de Derry veo un hotel y allí que nos metemos. Nos sale caro, pero yo no soporto otra noche de muelles y portazos.

Un hotelazo a decir verdad. Cama excelente, baño de palacio, estoy contento. A las 21,30 me tumbo en la cama y no vuelvo a ser consciente hasta la mañana sieguiente.

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