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sábado, 14 de septiembre de 2013

La noche en el ferry

La noche en el barco no fue muy larga, pero dio para muchas historias.

Después de terminar de escribir la entrada de ayer decidí leer un rato si el mareo me lo permitia. Me bajé al camarote, cogí mi libro de Gustavo Cuervo y me subí nuevamente a la planta de los restaurantes con un refresco a disfrutar de mi libro. 

Llevaba media hora leyendo cuando apareció Fernando (Toa como le conocen sus amigos) y se sentó a mi lado a leer unos mail. Yo seguí leyendo, y es que me encontraba en un capítulo que versaba sobre Marruecos y estaba superenganchado. Finalmente Fernando se levantó y se fue después de leer sus mail. 

Mientras seguía leyendo apareció todo el grupo que asistía a una cata de vino, me picó el gusanillo, me levanté y me fuí con ellos. Pero cuando llegamos a la puerta el sarao había acabado y ya estaban recogiendo. Se me pasó una oportunidad de cambiar la cerveza por el vino, que le vamos a hacer. 

Dijeron de salir a la terraza y allá que nos fuimos. Se estaba bien, fresco pero con la temperatura justa. Hablamos un rato del mundial de moto GP, de Márquez, Lorenzo, Pedrosa sobre todo; de cámaras de fotos, de viajes y decidimos ir a cenar. Ellos tenía comida con lo que se fueron a por ella. Yo decidí ducharme, después subí me compré un bocadillo, un refresco y cené. Cuando acabé los encontré bebiendo vino en el bar, yo directamente entré a la barra pedí una pinta de Murphis y me senté con ellos. 

La noche siguió entre batallitas del día a día, de los viajes y en concreto del viaje a Irlanda. Finalmente Fernando fue el primero en abandonar la charla. Nosotros apuramos nuestras pintas, vinos y wishky para después de una media hora seguir a Fernando. 

Dormí bastante bien, a pesar de un extractor de mi baño que se empeño en funcionar a todo trapo durante toda la noche. Suerte que llevaba un juego de tapones. A molestar a otro con ese ventilador. 

La mañana fue más rápida que en el viaje anterior, ya que desembarcábamos dos horas antes. Me hago con un buen desayuno, y me lo tomo junto a Ervi y su mujer (no se si se escribe así y lo siento, pero no recuerdo el nombre de ella). 

Cuando nos acercamos al puerto me bajo al camarote, preparo el equipaje y espero para salir en unos minutos. 

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