Etiquetas

lunes, 15 de mayo de 2017

De Madrid a Priego.

Después de un tiempo sin coger la moto, nada más que para las obligaciones del día a día, decidimos organizar un ruta. Pienso varios destinos, entre ellos estaba Donosti, pero lo descartamos y nos decantamos más por el disfrute que por las largas kilometradas.

Aprovechamos el puente de San José para hacerme con un día más de lo habitual en mis cortos fines de semana. 

El sábado por la mañana cargo la moto antes de irme a trabajar. Maletas, topcase, gps, etc. esa larga lista que muchos hacemos antes de cada viaje. Unas horas de obligaciones y vuelvo a ser libre para salir a volar. Vuelvo a casa sólo a recoger a Julia, y con los dos en la moto, salimos de ruta. 

Como hemos perdido medio día, decido hacer un primer tramo por autovía, de Móstoles a Guadalajara, donde tomamos el desvío y comenzamos con las carreteras de un solo carril por sentido. Rápidamente el paisaje se transforma, pasamos por delante de la estación del AVE de Guadalajara comienzan a aparecer los campos de cultivo. 

La carretera no es muy destacable hasta que llegamos a la presa del embalse de Entrepeñas, donde nos sentamos un rato, nos comemos un bocadillo con un refresco y hasta tenemos postres, ya que Julia ha traído unas palmeritas de chocolate que saben a maravilla. 

Iniciamos nuevamente camino. Pasamos por el tunel que nos lleva hasta la carretera que cruza la presa del embalse. La carretera es buena y el gps marca que vamos junto al pantano de Buendía, pero debe tener muy poco agua y sólo lo vemos en un par de ocasiones. Dejamos de largo los pantanos y giramos a la izquierda en un carreterucho de esos que me encantan. Un par de giros más y tras una curva vemos por primera vez Priego, con su increíble Torreón de Despeñaperros en primer lugar. Nos adentramos en el pueblo y rápidamente encontramos el hotel que traíamos reservado. 

Tenía cierto miedo, ya que había leído que la mujer que lo regentaba era borde, pero nada más lejos de la realidad, se muestra agradable y servicial, e incluyo bromea en varias ocasiones con nosotros. Yo creo que la respuesta de la gente depende mucho de nuestra propia actitud. La mujer nos recomienda subir a ver el Convento de San Miguel y no dudamos en hacerlo, una gran recomendación, más que por el convento en sí, por las privilegiadas vistas que se pueden contemplar. 





A la vuelta salimos a dar un paseo por el pueblo y, después de un tiempo cogiendo polvo, saco la cámara y hago unas cuantas fotografías. Somos el centro de atención de los pausados vecinos que están por la calle, y es que alguno no nos quita ojo, cosa que Julia no lleve muy allá, le encanta la intimidad de las grandes ciudades. 





Después del paseo volvemos al hotel, una ducha y decidimos cenar allí mismo. Nos sorprenden con un menú muy de diseño, que además de presencia está todo muy rico. Al acabar la cena damos el día por acabado, nos retiramos a la habitación que mañana el día será largo. 

Os dejo el vídeo del día: 











No hay comentarios:

Publicar un comentario