Me pongo el despertador no muy tarde para no desperdiciar el día y poder visitar todo lo que me proponga, aunque como no suelo dormir en exceso, me levanto antes de que suene. He pasado buena noche y voy a disfrutar el día. Me visto y bajo a desayunar.
Cuando entro en la sala del hotel donde se dan los desayunos, noto cierta presión. Soy el único que se hospeda solo en el hotel, un par de matrimonios mayores que han venido juntos y dos parejas más desayunan en ese momento. Doy los buenos días y me dispongo a desayunar, todos charlan animadamente, yo como he venido solo, leo el periódico en mi teléfono.
Tras un buen desayuno, me dispongo a prepararme la ruta del día. No tenía nada planificado, con lo que todo será una buena aventura. Miro cartografía varia y veo que puedo preparar una ruta para llegar hasta Fuente Dé, pero por supuesto, quiero abrir una nueva ruta empalmando carreteruchas y caminos rurales. Veo una ruta que parece perfecta, la diseño, me visto y salgo a la aventura.
Deshago el camino que había traído desde Cantabria el día anterior hasta Las Arenas, donde me desvío dirección Poncebos. Este lugar me atrae, es una desfiladero rodeado de montañas muy escarpadas y carreteras sinuosas, además, es el inicio de la Ruta del Cares. La carretera parece divertida llena de curvas, subidas, bajadas y bonitos paisajes. Me detengo prácticamente en el medio de la carretera a tomar una foto. Cuando llego hasta el inicio de la famosa ruta, continúo carretera en dirección Tielve y Sotres. A partir de aquí, la carretera se llena de pendientes, curvas y puentes excavados en la roca, me encanta el camino que he escogido. La carretera tiene ciertos peligros, como curvas pronunciadas y mal firme, pero todo esto se ve bastante agravado debido a que está llena de desprendimientos. Mientras voy subiendo me fijo y voy memorizando donde encuentro piedras para salvar sin problemas a la bajada. En un punto la carretera hace dos curvas imposibles y en una de ellas hay una pequeña cascada preciosa, me paro y la hago una fotografía.
En este momento me percato de que el GPS no es infalible. En un desfiladero tan profundo, los satélites no me controlan y mi receptor decide que voy a unos 300 m de la carretera, pero bueno, no hay mucha pérdida ya que no hay desvíos.
Aproximadamente a un kilómetro, a la altura de los Invernales del Tejo, mi sueño se desvanece, un cartel anuncia que voy a entrar en un parque natural y que sólo puedes circular por allí si eres una empresa de turismo o vecino de la zona, me quedo un poco atónito y decido dar la vuelta. Antes consulto el GPS y veo una rayito de esperanza en una vía marcada desde Tresviso.
Sorteando auténticos cráteres lunares corono una loma y arriba veo a un pastor, levanto la mano para saludarle y no obtengo respuestas. Poco más adelante, encuentro una pareja de ancianos a los que decido preguntar si me pueden orientar, ya que a estas alturas la ruta que preparé en el hotel está lejos.
- - Buenos días.
- - Buenos días hijo.
- - Estoy buscando un camino para llegar a Fuente Dé desde aquí.
- - Bajando a los invernales del Texu.
- - Ya, pero hay un cartel que me dice que no puedo pasar.
- - Bueno, es que pasan los todoterrenos que llevan gente turista. Pero yo creo que puedes pasar, nadie te dice nada. Alfonso para por allí para ir a su tierra.
- - ¿Pero Alfonso es vecino?
- - Si, pero no te van a decir nada.
- - Creo que no voy a ir, si me pillan me multarán. Gracias de todas formas. Buen camino.
- - Buen camino.
- - Oye, ¿vas solo?
- - Si, y la mar de a gusto, así no discuto con nadie (nos reímos los tres).
- - Puedes bajar por la senda de ahí arriba, los chicos de las motos de trial bajan.
- - Ya, pero esta moto pesa unos 220 Kg y no es para ir por sendas. Si fuera acompañado quizá, pero solo no me atrevo.
- - ¿Por qué?
- - Si se cae al suelo la moto no creo que pueda levantarla fácilmente yo solo.
- - Pero si los chicos bajan.
- - Pero creo que yo no lo voy a hacer.
- - Pues nada, buen camino.
- - Igualmente. Buenos días y muchas gracias.
Unos metros más adelante, la carretera que llevo tiene tal cantidad de cráteres que un par de veces veo comprometida mi estabilidad al intentar esquivarlos, con lo que decido dar la vuelta, no vaya a ser que se me vuelque la compañera y aquí tardarán en pasar para ayudarme a levantarla. Cuando llegué al hotel descubrí que me había quedado a la entrada de Tresviso, pero ya no había remedio. Bajo hasta Sotres y tomo un café. Todos me miran como a un extraterrestre, en verdad debo tener dicho aspecto con la ropa de la moto, intento escudarme en mi café y mi móvil pero la tecnología nuevamente falla. No hay cobertura. Me termino el café y como me siento un poco incómodo con tanto ojo en mi nuca, me voy rápido. Durante el camino de bajada me da un ataque de locura, pero que en ese momento creí algo bastante racional. Voy con la obsesión de fijarme en los quitamiedos, pienso en que cuando subí, estaban todos intactos, pero a la bajada si encontraba alguno roto, es que algún vehículo se había golpeado contra ellos y posiblemente se había precipitado al vacío de algún precipicio. La paranoia se acaba cuando llego a Poncebos. Durante la bajada me cruzo con varios coches en la zona en la que había encontrado los desprendimientos, me preocupo en señalizárselos para que puedan evitarlos sin problemas, y es que hay varios que están en sitios que circulando normalmente te los encuentras de golpe.
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