Lo primero y una de las cosas que más me gusta es organizar el itinerario. Después de dos años me es fácil, y como otros años decido evitar las autovías en la medida de lo posible. La ruta me lleva por Valdemorillo, Galapagar, El Escorial, Guadarrama y nada más cruzar el puerto de Guadarrama llegamos a San Rafael y así un buen puñado de pueblos. Hacemos una parada en el mismo sitio donde paré el año pasado, un pequeño bar de Olmedo que no me deja tan buena impresión como recordaba y de ahí seguimos camino hasta Puente Duero, localidad donde, por último año según se cuenta, se celebra Pingüinos.

Como preparo la maleta el día de antes, me permito levantarme con el tiempo justo para echar gasolina y salir al punto de encuentro ya que este año no voy solo. Echar gasolina se convierte en toda una odisea y, a pesar de estar la gasolinera vacía, no se como pierdo veinticinco minutos lo que me hace llegar tarde con los compañeros de ruta (vaya ejemplo). Cuando llego al punto acordado me esperan allí Alberto buen amigo y cliente, Andrés amigo del foro de Moterus y su chica Arantxa, ha entrado de lleno y parece encantarle el mundo de las dos ruedas.
Rápidamente nos ponemos en ruta y dejamos pasar los kilómetros hasta llegar Olmedo, donde me tienen que recordar que hay que parar de vez en cuando, ya que desde el viaje a Irlanda estos tramos de 200 Km apenas se me hacen pesados y si llego a ir solo quizá hubiera llegado a Pingüinos del tirón. En Olmedo nos tomamos un caldo y un decepcionante bocadillo de tortilla con jamón y chorizo. Mientras desayuno llamo a Bingen, uno de los compañero de aquel maravilloso grupo que se creó el año anterior cuando no nos conocíamos de nada. Le digo que estamos a punto de llegar y acordamos que saldrá a buscarme para localizar la zona donde están acampados.
Por fín llegamos al recinto y sacamos las inscripciones para después hacernos la foto de rigor en el arco de la entrada principial

Como cada vez que hay alguna salida desde la acampada, tardamos un buen rato en salir del recinto, atravesamos el pueblo de Puente Duero y tomamos una ruta bastante fluida hasta Mojados. Allí decidimos tomar algo en un bar y evitar la inmensa cola que hay para coger la merienda. Cuando llevamos un rato, aparece Alberto, amigo y antiguo compañero de rutas 4x4 que ha llegado. Después de tomar algo nos acercamos y hacemos algo de compra. Con las maletas llenas de víveres volvemos a la acampada. Entre conversaciones, se nos pasa la hora y no celebramos la nochevieja pingüinera.
Después de una larga charla en torno a la hoguera nos metemos al saco. Cuando empiezo a buscar entre mis cosas de aseo, horror! no eché los tapones y es que estos son indispensables cuando se duerme en tienda de campaña entre gente que tiene ganas de mucha juerga y motos que hacen cortes de inyección. Paso una noche para olvidar aunque consigo descansar los mínimo para el día siguiente.
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